martes, 31 de marzo de 2009

EL HOMBRE AL MARGEN Y OTROS POEMAS, POR HEBERTO PADILLA


UN POETA EN TIEMPOS DIFÍCILES. Heberto Padilla vivió la ilusión y el desengaño, la utopía y la cruel realidad, la seducción del poder y su inenarrable oscuridad, su sevicia; la imagen glamorosa de los héroes y el mundo sórdido de los comisarios: la entronización de la dictadura totalitaria revestida de una capa edulcorante de redención. Pudo alienarse de su conciencia y su responsabilidad intelectual y sumarse al coro de áulicos que enaltecían a patanes obsedidos por la sangre, ensordecidos por un poder que los deslumbraba y que les hacía sentir omnipotentes, capaces de cualquier osadía. Muchos lo hicieron y disfrutan del mediocre bienestar de comer las migajas de los tronitronantes líderes de la llamada “revolución” (¿o involución?) cubana. El proceso de putrición, de corrupción, de asalto velado del poder por parte de los burócratas estalinistas prohijados por Fidel y Raúl Castro; la prisión, el descrédito y el paredón o la muerte accidental de los líderes rebeldes que se podían oponer o se opusieron al curso marxista que se le dio al proceso cubano tras el triunfo, tales como Camilo Cienfuegos, Gutiérrez Menoyo, Hubert Matos, etc., el aherrojamiento de la sociedad cubana, sometida a una tiranía totalitaria soberbia y obstusa; el uso malévolo del lenguaje para llamar frío al calor y luz a la oscuridad, de manera que los individuos se confundan, las inteligencias se trastornen y los espíritus se desconcierten: todo ese desgraciado proceso lo fue registrando Padilla y, contra toda conveniencia, contra toda lógica oportunista, contra sus propios intereses egoístas, produjo una obra que es un monumento del desengaño político, una denuncia ácida y viril de la traición a la libertad, a la verdad, a la democracia y a la esperanza cometida por el comediante en jefe, Fidel Castro, y sus cómplices. La lucha contra Fulgencio Batista, el patético sargento con ínfulas de gobernante que hizo de La Habana un gran burdel de la Mafia norteamericana tuvo razón y sentido. Pero esa lucha del pueblo cubano, no de Fidel y su hermano, sino de la Nación cubana, de la juventud cubana, no se realizó para que se terminará peor, infinitamente peor a como se vivía en esos tiempos. Heberto Padilla vivió esos tiempos difíciles, cuando se creía que se nacía al justo tiempo humano, para descubrir, aterrado, que Cuba se internaba en uno de los círculos del infierno de Dante. http://www.scribd.com/doc/12103003/El-Hombre-Al-Margen-y-Otros-Poemas-Por-Heberto-Padilla

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